La censura y el control político en la prensa cubana
La censura de la prensa en los países socialista y,
particularmente en Cuba, es ejercida por el gobierno a través del Partido
Comunista de una manera diferente a como la ejercen las dictaduras de derecha y
los regímenes de corte totalitario con disfraz de democráticos. Estos dos
últimos tipos de regímenes se caracterizan por aplicar la censura de forma
parcial para evitar que otros países pongan en dudas su “democracia”. En muchos
casos, estos regímenes censuran una nota de prensa con un tema contrario a sus
ideales o intereses. O prohiben la publicación de una caricatura porque es considerada como una ofensa que ridiculiza al presidente o a un funcionario del gobierno. En
casos extremos, multan al escritor, al dibujante y al medio de prensa. Incluso
pueden cerrar el medio prensa por un breve período, pero si "molesta"
mucho, el cierre puede ser definitivo.
La censura en la prensa cubana se ejerce de una
forma muy diferente y “sutil”. El Estado –como único dueño de los medios de
comunicación–, a través del departamento de prensa del Partido Comunista de
Cuba, le informa al director del medio los temas que deberán elaborar los
caricaturistas. Éstos, a su vez, someten a revisión todas las caricaturas
creadas y el director determina las que se ajustan a la línea trazada de
antemano por el Partido Comunista y escoge las que se publicarán.
De hecho, podría
decirse que “no existe la censura” en los semanarios humorísticos
cubanos ni en otros medios de prensa. Y tiene sentido esta afirmación porque
previamente funcionarios del gobierno les han ordenado a los caricaturistas
cuáles son los temas que deben tratar en sus chistes y a quién deben satirizar
en sus dibujos. Así el gobierno se evita tener que aplicar una
censura abierta, pública, con consecuencias no calculadas y, ocasiones, peligrosas.
El no uso del término censura en las clases de periodismo
Los profesores de las
escuelas de periodismo en las universidades cubanas, evitan utilizar –en sus
clases–, las palabras censura y autocensura, las
cuales sustituyen por dos pintorescas palabras: regulación y autorregulación.
La regulación –léase censura–, es aplicada por los editores y directores de los medios
de prensa de acuerdo con las directrices trazadas por el Partido Comunista, la
cual no vamos analizar por obvias razones bastantes veces comentadas. Pero, si
veamos como funciona la autorregulación
dentro del sistema socialista cubano.
La llamada autorregulación está diseñada para que los
escritores o caricaturistas eviten que de los editores o funcionarios
gubernamentales apliquen la censura directa. De hecho, la autorregulación convierte al creador en su propio sensor. Método
muy funcional que los artistas cubanos aplican sin “chistar” porque conoce las
consecuencias de entregar al director un escrito o un dibujo contra los
preceptos políticos establecidos en la isla.
Ésta “sutil” manera de
autocensurarse ha penetrado lentamente en las mentes de los humoristas gráficos
y de los escritores dando paso a un proceso de germinación –de forma natural y
espontánea–, del temor.
La autorregulación es una "célula madre" implantada en el cerebro de los creadores cubanos que evita “errar” para no terminar en la calle, marginado por los medios de prensa, la sociedad y fuera de todo ámbito cultural nacional.
La autorregulación es una "célula madre" implantada en el cerebro de los creadores cubanos que evita “errar” para no terminar en la calle, marginado por los medios de prensa, la sociedad y fuera de todo ámbito cultural nacional.
Con este método de temor inoculado en el cerebro, los escritores, periodistas y artistas
plásticos asumen la autocensura como
una vacuna necesaria para proteger su sistema inmunológico y evitar infecciones
más graves que podrían adquirirse en la cárcel.
Es conocido que en los
semanarios humorísticos cubanos no existe el “termino medio” ni el
cuestionamiento al sistema. O estás a favor de la línea trazada por el Partido
Comunista o estás en su contra. Si decides ir contra o tienes dudas, debes
salir y alejarte de los medios de prensa.
La evasión consciente o inconsciente de los caricaturistas
Entender como los
creadores intentan evadir la “sutil” censura, nos lleva a los salones de
exposiciones, concursos nacionales e internacionales donde se han exhibido
durante años caricaturas de artistas cubanos con excelentes dibujos y, en
muchos casos, con pobres contenidos.
Muchos caricaturistas
recurren a los salones de exposiciones y concursos para exhibir sus propias
creaciones fuera del control del Estado –ya sea de forma ingenua o no–, pero
siempre se tropiezan con un muro muy alto que no se puede saltar tan
fácilmente: todas las galerías y salones de exposiciones son propiedad del
gobierno. Muro que les impide tratar temas espinosos o hacer críticas políticas
y sociales de Cuba.
Pero aún nos queda otro
estrecho camino para recorrer: los concursos internacionales. Pero –otro pero–
los temas a tratar en estos concursos son generalmente de contenidos
internacionales o de campañas a nivel mundial que son de poco interés para el
público cubano, motivo que no le facilita al caricaturista alcanzar la
popularidad que todo creador busca dentro su propio país. Y como la lógica
indica, ningún tema nacional cubano conduce a ganar un premio internacional.
Conociendo esto, los caricaturistas tienen que optar por temas internacionales
que, en muchas ocasiones, son totalmente desconocidos por el lector cubano
porque no se publican en la prensa nacional. Pero –un pero más–, en ocasiones suelen
producirse hechos paradójicamente muy interesante: cuando un caricaturista
cubano obtiene un premio internacional, el Estado aplaude y se apropia del
triunfo porque –según la doctrina de la isla–, gracias al “sistema socialista”
el artista pudo ganar el premio. Y el caricaturista premiado es “acogido” en
brazos de los funcionarios del Estado.
Los temas nacionales de opinión o sátira de
libre creación... que no se pueden
publicar en la prensa
Este “fenómeno” dio
paso al surgimiento de un tipo de humor casi incomprensible para el lector
habitual de la prensa humorística –aunque tampoco es habitual que se publique
este tipo de humor en los semanarios humorísticos–, el llamado humor de
concepto, de contenido filosófico.
Este tipo de humor de
contenido filosófico se produce de manera consciente o inconsciente en los
dibujantes como una vía "libre" para transitar y evadir la censura del gobierno que financia y
controla la prensa. Como es lógico, el humor con contenido filosófico no está
exento de que se aplique la censura cuando las interpretaciones que hacen los
lectores de la historieta o del dibujo se convierten en un tema controversial o
cuando el mensaje es comprendido de manera diferente a los fines del sistema
socialista. En ese momento, aparece la censura.
En esta categoría de
“humor filosófico” surgieron diferentes formas o estilo de interpretar el humor
en la gráfica: “Humor Gnosis”, de Santiago Armada (Chago) y el controversial personaje de Salomón
–libro y caricaturas censuradas por el gobierno–; las series de dibujos de José
Luis Posada (Posada) “Cabecicudos” y “Mancomentales” publicados principalmente en el
semanario “El Caimán Barbudo”. Le siguen, “Humor para Pensar” de Luis G.
Fresquet (Chamaco), caricaturas exhibidas en la Galería L de la Universidad de
La Habana y que fueron criticada por el escritor López-Nussa en la revista en
Bohemia argumentando que las ideas de los dibujos estaban “edulcoradas con
brillantes colores”. Y las originales e impresionantes historietas de
Sabino, del destacado dibujante e historietista Rafael Luis Fornés (Fornés), que desaparecieron de la
prensa junto con las de Salomón de manera inexplicable.
La mayoría de los
caricaturistas “filosóficos” se refugiaron en revistas y semanarios culturales
donde tuvieron mayores posibilidades de divulgar sus dibujos, principalmente,
como ilustraciones de artículos.
Este “refugio”
temporal les permitió a los dibujantes sobrevivir durante períodos bastante más
largos y ser reconocidos como artistas plásticos de renombre alcanzando fama y celebridad hasta la llegada nuevamente de la conocida “sutil” censura, aplicada, esta vez, de forma mucho más sutil y escabrosa. Miembros del
Partido Comunista, encargados de la prensa, realizaron cambios estructurales
dentro de los órganos culturales: fusionaron y cerraron publicaciones,
cambiaron directores, transformaron el “estilo” de los medios, trazaron nuevas
metas editoriales y políticas... Y los dibujantes y caricaturistas “filosóficos”
pasaron al oscuro mundo del ostracismo.
La censura, el control hasta llegar el terror
Existen escritos
argumentando que la prensa privada en Cuba (1902-1958) y de los países
capitalistas con libre mercado, multiples partidos políticos, elecciones
libres, propiedad privada, tribunales independientes, separación de poderes,
etc., respondían y responden a los intereses de sus dueños, anunciantes y
grupos de poder.
Todo eso puede ser
cierto, y no creo que alguien se atreva a negar, pero la cantidad y variedad de
periódicos y revistas, sumados a las redes sociales, twitters, blogs, sitios
web independientes, portales en la red de Internet que existen en los países capitalistas, y a
los cuales todas las personas tienen libre acceso y donde se pueden publicar sus
opiniones libremente –incluso, hasta idioteces, aberraciones y noticias falsas–, evidencia que la opinión autónoma predomina en estas
sociedades capitalistas y que puede ser ejercida sin que necesariamente los
caricaturistas tengan que someter sus dibujos a los dictámenes e intereses de un líder, o un sistema político ni a grupos de poder antes de ser publicadas.
El destacado
caricaturista mexicano, Eduardo del Río (Rius), en su libro El arte
irrespetuoso. Historia incompleta de la caricatura política, publicado
en 1988, hace un análisis comparativo de los semanarios humorísticos en los
países socialista, y afirma que Joseph Stalin convirtió a la revista
satírica Krokodil –fundada en 1922 y publicada en la
desaparecida Unión Soviética–, en una revista de sumisos, de caricaturistas que
sucumbieron al terror del sistema político y se dedicaron a desacreditar y
atacar ferozmente a los enemigos del socialismo.
Al refierirse a la
caricatura en la prensa humorística cubana, afirma que también es víctima del
mismo problema de la revista Krokodil y añade que “no existe
prensa de opinión” en la Isla, y agrega que es muy difícil
que publiquen caricaturas con críticas que “fustigue los errores del
gobierno, o se meta con un ministro corrupto y oportunista”. Y termina
sentenciado que “eso, hasta hoy, es imposible en Cuba”. Estas
afirmaciones tiene más de veinte años y aún están vigentes en Cuba.
En disímiles ocasiones
he podido leer opiniones similares de otros intelectuales que no dejan de
sorprenderme por su ingenuidad y desconocimiento del funcionamiento de los mecanismos
de control que ejercen las autoridades gubernamentales cubanas de la prensa
humorística y en todos los medios de comunicación, los cuales son financiados y
controlados por el Partido Comunista de Cuba.
A mi juicio, autores
de estas opiniones y comentarios pueden “¿pegar de desinformando?” cuando se
pretende exigir a los caricaturistas que “fustiguen” los errores de un gobierno desde
la redacción de un periódico que es propiedad del propio gobierno.
Quien –además de ser el empleador del caricaturista–, controla todos los temas
que se publican y determina cuáles son censurados cuando critican al gobierno y
cuáles están prohibidos publicar.
Es tan ilusorio,
incluso absurdo, hacer este tipo de reclamo a los humoristas. Es como pedirle
peras al olmo cuando se sabe que hay suficientes pruebas documentadas de
intelectuales, escritores y dibujantes cubanos que han sido encarcelados por
opinar diferente a la línea trazada por el gobierno. Lo mismo le hubiera
ocurrido a los humoristas gráficos de la revista satírica Krokodil si
por sus cabezas hubiera pasado la idea de criticar a Stalin, ellos habrían
terminado en un campo de trabajo forzado en la Siberia.
Un futuro casi incierto
Es difícil predecir el futuro del humorismo gráfico cubano –o de cualquier medio de comunicación en Cuba–, mientras permanezca la prensa controlada y financiada por el Estado. Para predecirlo sería necesario consultar con los Dioses del Olimpo, si ello fuera posible en nuestros días. Sólo se puede afirmar, como dijo Rius en 1988, que aún en el año 2017, en Cuba no existe prensa de opinión.
•Luis García Fresquet
(LGF publicó sus caricaturas en Cuba bajo el seudónimo de "Chamaco")
*Este escrito forma parte del libro “El humor gráfico en la prensa cubana”, publicado por su autor en CreateSpace de Amazón.com
(LGF publicó sus caricaturas en Cuba bajo el seudónimo de "Chamaco")
*Este escrito forma parte del libro “El humor gráfico en la prensa cubana”, publicado por su autor en CreateSpace de Amazón.com
EXCELENTE COMENTARIO DE GARCIA FRESQUET, QUIEN EN CUBA FUE UNA DE LAS AUTENTICAS FIGURAS DEL HUMORISMO GRAFICO. ASIMISMO, DESCOLLO COMO ILUSTRADOR DE LIBROS PARA NINOS, ENTRE LOS QUE FIGURAN OBRAS DE LOS POETAS DORA ALONSO, ENID VIAN Y WALDO GONZALEZ LOPEZ, COMO SU ESPOSA, NURY A. RODRIGUEZ.
ResponderEliminarMuchas gracias por los elogios que me sitúan en las nubes junto a mis "musas".
ResponderEliminarLGF