lunes, 26 de junio de 2017

Juntando pedazos

Una breve reseña de la familia Fresquet del ultramarino pueblo de Regla 

 

Cuando alcalde socialista del Municipio de Regla, Antonio Bosch, firmó el decreto en 1924 para la creación de la llamada “Colina Lenin” y plantaron un árbol de olivo en la antigua Loma del Fortín como homenaje a líder comunista, aún yo no había nacido. 

 
Mi infancia antes de 1959

Para mi y para mi primo Pepe, la Loma del Fortín o la Colina de Lenin, siempre fue una loma como otra cualquier donde ibamos a empinar papalotes sin ninguna importancia política o ni histórica. De hecho, el Municipio de Regla, como muchos pueblos de la isla, era un lugar tranquilo, de barrios con personas amables, de familias que se conocían de varias generaciones. Un pueblo sin grandes aspiraciones a la prosperidad y sin el mayor interés de convertir el municipio en una gran urbe urbana, moderna y desarrollada. De hecho, esto contribuía a que la vida fuera monótona y muy pacífica apesar de la llamada Colina de Lenin y del Parque de la Mandaria (Obrero).

Regla, como todos pueblos con raices españolas y africanas, también tenía sus tradiciones, fiestas religiosas, procesiones de la Virgen de Regla,  guateques campesinos, carnavales... y las esperadas reuniones semanales de familia
 
Aún recuerdo los encuentros de cada sábado con todos los miembros de mi familia en casa de los abuelos Rafael Fresquet y Caridad Braña en el Reparto Modelo. Tampoco he olvidado las palabras que el abuelo repetía antes de sentarnos a la mesa: Los sábados en casa no se habla de política ni de religión”. Y tenía su explicación:

Mi abuelo era masón de la Logía Guaicanamar, veterano de la Segunda Guerra Mundial, oficial de la Marina de Guerra y de la Marina Mercante. Participó en el Desembargo en la Bahía de Gibara durante la dictadura de Gerardo Machado. Mi abuela, una católica devota de la Virgen de la Caridad. Mi padre era pintor y decía que era comunista. Varios tíos eran católicos, uno era agnóstico; algunos trabajaban para el gobierno de Batista, uno fue despedido el 10 de marzo cuando Batista dio el Golpe de Estado y otros, tenían sus propios negocios... En fin, una gran diversidad de profesiones, opiniones políticas y religiosas.

Muchos años después entendí las palabras del abuelo.


De derecha a izquierda: (sentados) los abuelos Caridad Braña y Rafael Fresquet. Mi tía Jacita, mi madre María Antonia, los tíos: Luis, Jorge, Juan, Salvador... y los nietos.


Yo vivía en casa de mis abuelos y cada sábado venían los siete hijos con esposas, las dos hijas con sus maridos y once nietos y nietas: Mis padres, María Antonia y Luis; mi tía y madrina, Jacinta y su marido Rogelio. Los tíos Luis y Luisa; Jorge y Berta; Felo y Cuca (Marta Leonor) y Juan con su esposa Dorita. Los tíos, Carlos y Salvador vivían con los abuelos. Mi tío Fresquito, padre y mentor de mi obra artística, también vivía con los abuelos. Todos juntos con los primos Pepe y Rafa; Juan Carlos, Martica y Rafelito, Albertico y Reinaldo..., a mis hermanos, Efren, Tania, Cheito... disfrutabamos de un almuerzo en familia.

La desintegración de la familia

A partir de 1959, nunca más se celebraron las reuniones en familia en casa de los abuelos Rafael y Caridad. Los encuentros ahora eran casuales cuando coincidiamos los primos o los tíos con los sobrinos en una visita no programada a los abuelos.

Poco antes de que comenzara el distanciamiento gradual, nacieron Fidelina y Asunción, hijas de Jorge y Berta; Angelica, Amelí y Ania, las hijas de Amelí y Lázaro; Leysa, Alberto, Susan... y muchos primos y primas más que no conocí personalmente. Sin olvidar mi querida y amada hermana, Rosalina.

Junto con la destrucción física de las casas del pueblo de Regla, también se desintegraron muchas familias, incluída la nuestra. Las personas comenzaron a alejarse precipitadamente unas de otras por temor a "algo" (¿?) o por alguna razón inexplicable o por la política agresiva que generaba el sistema socialista que se estaba implantando en Cuba y para evitar dañarse unos a otros. O por los privilegios que recibían unos y otros no por estar integrados al comunismo naciente. Eso pienso ahora porque es la única explicación razonables que he encontrado. De sobra es sabido, que las llamadas revoluciones socialista o sistemas comunistas, solo destruyen las familias cuando implantan el caos social y gobiernan al pueblo como ovejas de un rebaño.

Muchas personas huyeron de Cuba, se dispersaron por todo el planeta en busca de “la prosperidad prometida” por los líderes de la nefasta Revolución Socialista, prosperidad que nunca llegó a la isla. Muchos la buscaron y la hallaron en otros países, otros aún la siguen buscando en varios continentes.

Todos conocemos los daños sociales que causan las emigraciones masiva en cualquier país, la de Cuba destruyó las familias por completo. Se perdieron sus tradiciones y su identidad como familia, la que distingue a una nación de otra. Las consecuencias las sufren hoy los que viven en la isla y los que emigraron a otros países.

La fallida Revolución socialista

Mucho se ha escrito acerca de la efervescencia "revolucionaria" que corrió por todas las calles de Regla y por toda la isla destruyendo todas las costumbres “capitalistas y burguesas”, incluída la familia y su concepto unificador con desarrollo social.

Pero esa "efervescencia colectiva" hizo que el ultramarino pueblo de Regla se consumiera a si mismo. Envejeció. El tiempo detuvo el pueblo entero y comenzó a podrirse como los cadáveres que son expuesto a luz solar y a la lluvia hasta que se desintegran totalmente sin dejar rastro de su origen y su cultura. En la actualidad el municipio de Regla tiene muchas semejanzas con los pueblos abandonados de las películas hollywoodenses de vaqueros o de misterio.



Mi familia 

Poco a poco los miembros de la familia Fresquet se fueron alejando unos de otros hasta olvidar quienes eran sus tíos, sobrinos, primos, nietos... y dónde vivían.

La familia Fresquet no es la excepción de la desintegración de las familias cubanas. Ahora sus integrantes viven en regiones inimaginables para un isleño nacido en el trópico. Hay Fresquet de Regla, en Australia, Alemania, Canadá, Bélgica, Brasil, Venezuela, en el norte de Estados Unidos, en Miami, en México, Madrid, España... y en las Islas Canarias mirando a las costa de África... ¿buscando la prosperidad o huyendo al comunismo? ¿O ambas cosas?

La única explicación para la desintegración de la familia Fresquet, es la falta de prosperidad, de progreso social y económico; principalmente, de libertad individual que no hay en Cuba.

Lograr unir los pedazos que quedan de la familia de Rafael Fresquet y Caridad Braña, nacidos en ultramarino poblado de Regla, será una gran proeza. Tal vez, mi historia sea triste, no lo dudo. Pero no tan triste como muchas otras de los cubanos. Quizás, mi escrito tenga cierto grado de nostalgia por la familia perdida y por las personas con apellidos Fresquet nacidos en Regla que no conocí y saben que somos familia aunque estemos separados por algún océano. Podría ser.

Familias desintegradas, divididas... ese es el resultado de un sistema político nefasto, cruel, impuesto a la fuerza. Triste historia creada por el sistema socialista y autocrático de Cuba, un sistema que no tiene futuro.

Moraleja

Prosperidad y comunismo son hechos antagónicos. 

Dónde hay prosperidad no hay comunismo

Dónde hay comunismo, no hay familia ni prosperidad.


Regla 1839. Iglesia y camino de Hierro.



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